De acuerdo al estudio “Panorama Social 2021” de la CEPAL, América Latina ha retrocedido 28 años en
pobreza extrema, lo que se traduce en 88 millones de personas en la región que hoy viven en dicha condición y que, en la práctica, tienen bajo o ningún acceso a agua potable y saneamiento. 

Según el Banco Interamericano de Desarrollo en Latinoamérica cerca de un 30% de la población no tiene acceso al agua de forma segura y un 70% carece de acceso a saneamiento. Una situación que se hace más compleja en los lugares vulnerables de la sociedad.

En Chile, la pandemia en el 2020 generó un aumento explosivo de las familias viviendo en campamentos, dando un total de 81.643 familias habitando en 969 campamentos a lo largo del país, de acuerdo al “Catastro de Campamentos 2020-2021” de TECHO-Chile.

La medición concluye que sólo un 34% de las familias que habitan en campamentos tienen acceso a servicios de saneamiento básico; que un 39% accede al agua potable mediante “pinchazos” a la red pública y otro 31% se abastece mediante camiones aljibes; mientras que cerca de un 44% tiene acceso a saneamiento mediante pozos negros, acequias y canales.

Frente a esta realidad, existen iniciativas que buscan enmendar esto. Una de ellas, la de Softy y TECHO los que se unieron como socios latinoamericanos y comprometieron 2 mil soluciones de agua y saneamiento al 2026, en 8 países de la región. Específicamente en Chile, serán 255 soluciones sanitarias.

Además, la empresa Softys, de productos de cuidado e higiene personal, lanzó otro proyecto que ayudará a las comunidades más carentes de Latinoamérica, a través de 3 ejes de acción: agua y saneamiento, educación en higiene y ayuda oportuna.